Muchas personas tienen interés en preservar la cultura del país en el que viven. A algunas personas les preocupa que la cultura se altere si llegan muchos inmigrantes. Para algunos, esto justifica restringir la inmigración.
Pero el hecho de que tengamos interés en algo no significa que tengamos derecho a usar una fuerza dañina para obtenerlo. Por ejemplo, supongamos que necesito un trasplante de hígado, pero no hay donantes dispuestos disponibles. Aunque tengo un gran interés en obtener un hígado, eso no significa que pueda obligar a alguien a dármelo.
¿Nuestro fuerte interés en preservar nuestra cultura justifica nuestro uso de fuerza dañina contra inmigrantes potenciales, impidiéndoles ingresar al país? En su ensayo Is there a right to immigrate? (¿Existe el derecho a inmigrar?) Michael Huemer utiliza el siguiente escenario para ayudarnos a pensar en esta pregunta.
[S]upón que varios de tus vecinos se han convertido al budismo o están vendiendo sus casas a los budistas. Debido a esto, tu vecindario está en peligro de cambiar de una comunidad cristiana a una budista. Los budistas no interfieren coercitivamente con la práctica de tu propia religión, ni hacen nada más para violar tus derechos; aun así, te opones a la transformación, porque prefieres vivir entre cristianos. Si te das cuenta de lo que está sucediendo en las primeras etapas, ¿tienes el derecho ético de usar la fuerza para evitar que tu vecindario se vuelva budista? Considera algunas formas en las que podrías hacer esto. Podrías interferir a la fuerza con la práctica de la religión de sus vecinos. Podrías ir a sus casas, destruir sus estatuas de Buda y reemplazarlas con crucifijos. Podrías obligar a sus vecinos a asistir a iglesias cristianas. Podrías expulsar por la fuerza a todos los budistas del barrio. O podrías impedir a la fuerza que los budistas se muden. Todas estas acciones parecen inaceptables. Casi nadie aceptaría la sugerencia de que tu interés en preservar un vecindario cristiano niega o supera los derechos de tus vecinos a no ser coaccionados perjudicialmente por tí.
Este escenario se centra en la religión, una parte importante de la cultura. Hay muchos otros aspectos de la cultura, y la conclusión es la misma. Usar la fuerza para evitar que tus vecinos hablen un idioma diferente, usen ropa inusual o escuchen música desconocida es tan inaceptable como usar la fuerza contra tus vecinos (o posibles vecinos) para evitar que tu vecindario cambie de cristiano a budista.
Estos ejemplos sugieren que nuestro interés en preservar la cultura de nuestro vecindario no justifica el uso de fuerza dañina contra otros. Del mismo modo, nuestro interés en preservar la cultura de nuestro país no justifica nuestro uso de la fuerza para evitar que los extranjeros ingresen al país y mejoren drásticamente sus vidas.
Preguntas
- ¿Puedo usar la fuerza para evitar que los budistas se muden a mi vecindario porque no quiero que cambie de un vecindario cristiano a un vecindario budista?
- ¿Puedo usar la fuerza para evitar que los extranjeros entren al país porque no quiero que interrumpan la cultura de mi país?